~Capítulo 10~
"Quiero abrazarte, todo lo que resta de nuestras vidas. Quiero protegerte, para cuidar de ti por siempre. Quiero amarte, para nunca dejarte sola."
En cuanto el, salió corriendo como todo buen caballero al rescate de su damisela en peligro. Cuando llego con ella, se arrodilló junto su cuerpo. Sus labios estaban de color índigo, no tenían ese color rojo que le daba ganas de morder como ella lo hacía cuando estaba nerviosa. Su piel parecía un frío bloque de hielo, pero tan frágil. Sus ojos estaban completamente cerrados, parecía dormida, pero no lo estaba.
No podía irse. No debía irse. Llevaba la misma ropa que el día en la playa. No era posible que se fuera tan rápido. El había planeado muchas cosas que hacer con ella. Estaba seguro de que, ella no sería sólo una huella más de la mucha que la gente que conoció era. Ella tendría que ser una marca en su alma, un tatuaje en su mente. Ella tendría que ser... Algo más profundo en su vida.
-Vamos, Christina...- le susurraba. Estaba consciente de que la poca gente que quedaba, y no se fue o simplemente siguió su camino, los observaba fijamente.- Christina, por favor, no te vayas. Por favor... Yo te quiero. No... Yo, yo te amo Christina. No mentía cuando te lo dije en la universidad. No te vayas. Había planeado tantas cosas para ti y para mi... Christina...- ella no respondía.
Se suponía que en ese momento ella se despertaría y le digiera era que también lo amaba y se besaran sellando su amor. Pero no paso así... La cargo entre sus brazos y la llevo al carro. Con dificultad, si sus piernas no estuvieran "así" se la hubiese llevado corriendo a un hospital. No. A un hospital no. No quería ver a lo más cercano que era de su chica llena de cables en una camilla blanca.
Así qué con dificultad la metió en el carro, le abrochó con el cinturón y la beso cortamente en los labios, pero antes de que el se separase por completo le susurró a los labios: "Por favor, Christina. Despierta. Te amo." Pero ella seguía sin despertar. ¡Maldición! Ni en ese momento la vida lo podría ayudar ni un poquito. Parecía como si, la vida, el destino y todas esas cosas, fueran una clase de científicos probando nuevas cosas. Y que ellos, eran sus conejillos de india. Cuando llego a un semáforo en rojo, prendió la radio. La canción que sonaba era triste, hablaba sobre la pérdida del amor. En ese momento entendía porque todos esos cantantes escribían toda esa mierda y ahora el la entendía. Empezó a cantar, pero aunque ella estuviera ahí, no era lo mismo si ella no cantaba con el. Así qué, siguió el trayecto sin cantar, sólo pudriendo su alma más de verla ahí tan cerca de ella, pero a la vez tan lejos.
Habían pasado ya cuatro días, y ella no despertaba. La hablaba, diciéndole muchas cosas lindas de su corazón para ella, esperando que, como en las películas, ella se despertará y le digiera lo mucho que ella también lo ama…ba.
En todo ese tiempo, volvió su vieja adicción, se cortaba todos los días. Pero el dolor simplemente se quedaba multiplicando se por millones.
Dicen que en todas las vidas hay momentos de película, pero en ese momento no había alguno a la vista. Iba a la universidad, los insultos volaban rápido, como abejas en busca de la miel, a sus oídos. Decían que ella lo había dejado, que su ceguera se curó, que ya no le quedaba dinero, que... Un día de estos le iba a pasar lo que a ella le paso, iba a explotar. La universidad sin ella era un asco, y más los martes que le tocaba ¿química?, seguía sin saberlo. Pero ¿de verdad importaba? No.
En la mañana del quinto día, como todos los días, la acurrucaba en sus brazos. Si seguía así, tal vez, la llevaría a un hospital. Sólo la mecía en sus brazos. Se estremeció. Ella había puesto su cabeza en su pecho alado de sus, ahora, débiles manos. Ella... Ella seguía ahí, con el.
-Christina. Vamos, cariño. Despierta.- les susurraba. No le hacía caso. Empezó a subir el tono de su voz hasta que casi se convertía en un grito.
-Mierda Niall. Quiero dormir.- dijo dormida y enojada.
-¡Christina! Estas... Tú estas despierta...- dijo tan feliz.
-Daa. No espera, soy un producto de tu subconsciente.-dijo ella y se volteó.
-No. Dime por favor que no es así...- suplicó apunto de llorar.
-Claro que no. Sólo me quede dormida.
-No, no lo estabas...
-¿Qué? No-dijo ella.- Yo me quede dormida en el camino a casa y tu me cargaste aquí, y hoy es lunes.
-No, cariño. Hoy es viernes...-dijo el triste al recordar su vida sin ella.
-¡No...! No quiero volver...-dijo ella enojada consigo misma. Casi llorando.
-¿Volver adonde, cariño?
-A mi casa.- dijo empezando a llorar. Se abrazo a Niall y el, confundido, lo hizo.
-¿Por qué? Christina, dime que paso. Tengo que saberlo, te ayudare. Lo juro.
-Ahhh. Yo...yo- dijo hiperventilando mientras lloraba.-¿Cuanto tiempo dormí?
-Cuatro días sin contar este. Pero Christina, dime que pasa.
-Esto... Esto ya me había pasado... Una vez en mi casa... Cuando fui a... A comprar los condones, eh, yo... Yo pregunte por la medicina que necesito... Busque en miles de... De farmacias y... Y no, no había.... Mi... Mi madre... Ella tiene... Están en... En la casa...- empezó a cerrar los ojos, y el la beso apasionadamente. Ella le siguió el juego, eso la calmo.
-Yo, te acompañare amor. Pero antes, hay que ir a la universidad, quiero ver caras de ciertos patanes cuando te vean. Pero, estuve preparando algo por sí... Tu despertabas.
-Gracias, pero no. Lo que me hiciste si... Pero no puedes venir conmigo.
-Cariño, te seguiría a todas partes, si eso significara que fuera mía por siempre. Dime, ¿porque no puedo ir?
-Este... Mi ma...dre, una vez, cuando tenía 15-lo dijo con tal desprecio y odio que daba miedo.- me trato de emparejar con un tipo rico de ¿38? Y yo simplemente lo ignore. Pero se obsesiono con migo. No se nada del desde hace un año. Y no, simplemente no quiero que vengas con migo.
-No. Yo iré contigo. No me perdonaría jamás, si te pasa algo y yo no estoy ahí para evitarlo, cariño, ¿es que acaso no lo entiendes?
-Eres tan tierno, Niall... Esta bien, ahora me voy a bañar...
-¿Puedo bañarme contigo? Siempre eh querido hacerlo...
-Ahh, esta bien..
Niall fue “brincando” alegremente ah abrir la llave de la bañera, seguido por una Christina muy preocupada. No por estar en estado vegetal por cuatro días, si no por el maniático señor Miller*.
Ese tipo que se obsesiono tanto con una chica de quince años, que le enviaba hasta toallas sanitarias, cada vez que le tocaba, para que no se ensuciara, y si lo hacía le compraba nueva ropa, mucho más corta que nunca usaría. Le tenía miedo, un pavor horrible a ese hombre.
Estaban en la ducha, ella tenía su cabeza recostada en el hombro de el. Se entendía tan bien, hay momentos que la gente dice que estaban como si sus cuerpos estuvieran hechos a la medida, ese era uno de esos momentos. El estaba tan a gusto con ella así, pensando en su "cita" de mañana. No habían salido hace mucho, contando los días que si estaba despierta, el le decía que podrían salir a conocer Londres, pero ella le contraatacaba diciendo que ella quería quedarse ahí, con el. Podrían salir en una especie de carruaje moderno que pasara por toda la ciudad, pero eso sería para otro momento. Lo que tenía planeado era algo tan especial...
-Me gusta tu tatuaje.-dijo ella al ver que en su pierna, MUY cerca de sus heridas, había un extraño tatuaje.-¿Qué es?
-Ni idea.-dijo en su oído.- Ahora hay que salir, se hará tarde.
-Ahhh, esta bien...
Y si, de hecho, muchos se quedaron sorprendidos al verlos otra vez juntos, en especial tipo despreciable y las huecas 1,2,3,4,5 y 6. Pero, aún así, los comentarios ofensivos volvieron a volar...
Al día siguiente Salieron, rumbo a....
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*el nombre del "señor Miller" me recuerda mucho a la saga de libros Hush Hush de Becca Fitzpatrick. Si lo leyeron como yo, sabrán que hay un tipo que se llama ¿Hank? Miller y su hija es Marcie Miller. :{>
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Me encanta también esa saga. Me traume cuando Patch... Mejor no les telleo, digo pero ya así digo.
Bueni... Mi prefunfa ef efta...
¿Safes haflar con la efe?
Yo no y de hecho no tengo ni idea del por que la pregunta. Just asking. Pero si sabes hablar con emfesefe no se qué, enséñame!!!
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